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Dos errores de transcripción
Nota: 7

   8  LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL EN ANDALUCÍA

  
     El pronunciamiento de Riego

     España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el menor respeto a las leyes fundamentales de la nación. El rey, que debe su trono a cuantos lucharon en la guerra de la Independencia, no ha jurado, sin embargo, la Constitución [...], pacto entre el monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda nación moderna.

     La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz entre sangre y sufrimiento. Mas el rey no la ha jurado y es necesario, para que España se salve, que el rey jure y respete esa Constitución de 1812, afirmación legítima [...] de los derechos y deberes de los españoles, de todos los españoles, desde el rey al último labrador [...].

     El reinado del Fernando VII

     La restauración del absolutismo por parte de Fernando VII en 1814 fue aceptada sin problemas por las élites sociales andaluzas (nobleza, burguesía comercial y grandes terratenientes). Hubo, no obstante, varios pronunciamientos liberales, todos ellos fracasados hasta que se produjo el de Rafael del Riego en Las Cabezas de San Juan (Sevilla), en 1820.

     Durante el Trienio Liberal se produjeron frecuentes enfrentamientos entre absolutistas y liberales, así como discrepancias entre liberales moderados, como Antonio Alcalá Galiano o Francisco Martínez de la Rosa, y liberales exaltados, como Juan Álvarez Mendizábal. En algunas ciudades, como San Fernando, Granada y Córdoba, se crearon sociedades patrióticas, tertulias políticas de ideología liberal.

     Finalmente, los Cien Mil Hijos de San Luis repusieron a Fernando VII como monarca absoluto en 1823, tras la rendición de Cádiz, ciudad a la que se habían trasladado las Cortes y el rey. Durante la fase final del reinado de Fernando VII, tuvo lugar la sublevación del general Torrijos, que acabó con el fusilamiento de este junto con sus compañeros en la playa de San Andrés, en Málaga.

     En esta época, la emancipación de la mayoría de las colonias españolas en América perjudicó a la economía andaluza, especialmente al comercio.








     El reinado de Isabel II

     Tras la muerte de Fernando VII, en 1835 surgieron juntas provinciales liberales en las principales ciudades andaluzas (Málaga, Cádiz, Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda, Granada, Almería, Jaén, Córdoba, Sevilla, Huelva, Utrera) que se integraron en la Junta Suprema de Andalucía, con sede en Andújar (Jaén). Esta presionó para que el Gobierno aprobase reformas progresistas, pusiera todos los medios necesarios para vencer a los carlistas y se convocaran elecciones a Cortes que aprobaran una Constitución liberal.

     La larga tradición liberal de Andalucía hizo que el carlismo no tuviera apenas seguidores en la región, aunque varias partidas carlistas, como la del general Gómez, actuaron en las provincias de Cádiz, Córdoba, Granada, Jaén, Málaga y Sevilla.

     Del Sexenio Democrático a la Restauración

     La Revolución de 1868, que puso fin al reinado de Isable II, se inició en Cadíz, donde se produjo el pronunciamiento del almirante Topete y de los generales Serrano, Dulce y Prim, que contó con el apoyo de la población gaditana y de numerosas ciudades andaluzas. También en Andalucía  tuvo lugar la batalla de Alcolea (Córdoba), que fue el último intento, fracasado, de las tropas fieles a Isabel II de evitar el triunfo de la revolución.

      En el Sexenio Democrático la inestabilidad política y la falta de soluciones para los problemas económicos de la región condujeron al triunfo de las ideas federalistas. En 1873, numerosas localidades andaluzas, como Cádiz, Algeciras, Granada, Jaén, Bailén, Málaga, Écija, Jerez o Utrera, se proclamaron territorios autónomos o cantones y se sublevaron contra el Gobierno de la Primera República, que reprimió militarmente la insurrección.

     Con la Restauración se institucionalizó el caciquismo en Andalucía, sobre todo en el mundo rural. Personajes como Francisco Romero Robledo en Antequera o José Sánchez Guerra en Cabra no solo controlaron sus respectivos distritos electorales sino que también ejercieron puestos importantes en la política nacional.

     Las diferencias entre las condiciones de vida de la clase dominante (grandes terratenientes, burguesía agraria) y la clase popular (jornaleros, obreros) se intensificaron en esta etapa y la conflictividad social aumentó.

     Los sentimientos republicanos y federalistas perduraron y se manifestaron en el proyecto de Constitución Federal para Andalucía, presentado en la asamblea regional del Partido Republicano Democrático Federal celebrada en Antequera en 1883. Este proyecto recogía una serie de aspiraciones autonómicas para Andalucía dentro de un Estado federal.





     

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